sábado, 21 de marzo de 2015

500 noches para una crisis.

Pasó el 19 de marzo, pasó el concierto de SABINA.

El primero de mi vida en el que estoy completamente sola delante de él, bueno, un poco de medio lado... el primero de mi vida en el que hay butacas.
Un concierto completamente distinto a cualquiera de los otros cinco a los que he asistido. Baladitas, canciones lentas, versiones acústicas ¡qué maravilla de Peces de ciudad!


Y a poquitos el mejor guitarreo. No puedo dejar de emocionarme cuando escucho Más de cien mentiras; es pura vida, es una gran verdad. Aunque hay veces que nos cuesta encontrar una sola de esas mentiras. Y cómo no con mi canción, con la siempre vibrante Princesa. Voy a reservarme lo que opino de los que consideran que una de las mejores es Y nos dieron las 10; pues eso...

Los pelos de punta escuchando a Mara Barros cantar Y sin embargo te quiero; impresionante voz, y por supuesto, impresionante Y sin embargo.


En definitiva, que sobran las palabras, que todo lo que pueda decir es poco. Siempre merece mucho la pena ir y verlo y escucharlo. No diré que este es el mejor al que he asistido, no, pero ha sido distinto y también fantástico. Como ayer comentaba: "No es que sea el concierto, no es lo que cante, si no lo que me trasmite; una y mil veces volvería a verle sola o acompañada, sentada o de pie, porque sentir que me emociono, que no se me borra la sonrisa de la cara, que me enervo como una adolescente, que siento ilusión (una mentira, un motivo...) me llena profundamente y a diario (y los fines de semana mucho menos...) no hay (no encuentro, no tengo) tantos momentos en los que pueda sentir cosas así".

Aquí algún recuerdo más: un escenario bien sencillo, pequeño, discreto. Sólo ellos y la proyección. Ains, si me hubiera atrevido, tal vez, a lo mejor, pudiera ser que hasta lo hubiera conocido, no fue así. No importa. Lo que esperaba y quería lo tuve.





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