viernes, 20 de agosto de 2010

Una de cal y otra de arena.

Pues nada, que ya han pasado las fiestas, ¡por fin! he de decir. La verdad es que este año también han pasado sin pena ni gloria. No creo que me acuerde de ellas, salvo por tres detalles. Aunque para ser justa, el último día de Santo Domingo no estuvo nada mal...
Voy a lo que iba, a desahogarme, dando como he dicho una de cal y otra de arena.
En primer lugar tengo que dar las gracias a mi familia por soportarme, cosa que no es nada fácil. A mi hermana y Aurora, que son las que siempre están ahí. A Manés y Juanjo por acudir cuando les llamo, siempre pidiendo favores, por cierto. Ahora no puedo olvidarme de aquellos que colaboran desinteresadamente en todo momento: Ana, Miguel, Sonia, Jose Luis y Beatriz. Creo que no podría hacer todo lo que hago si no fuera por ellos. Son un gran apoyo y unos trabajadores incansables. Espero poder agradecérselo algún día, tal y como merecen. Pero no sólo yo, sino todo el pueblo, tan cruel, tan injusto, tan... muchas veces. Doy las gracias también a todos los que han venido a darme las gracias a mí, a los que me han acogido y a los que han colaborado de una u otra manera.
Ahora paso al capítulo "gracias por nada". Para empezar, se las doy a los Quintos 2010 por no hacer lo que les corresponde y encima irse de rositas. No sería justa si metiera en este saco a Ana y Mireia y algún quinto más; pero en conjunto han sido de lo peor. Es que han conseguido agotarme, sacarme de quicio y hacer que aflore lo peor de mí. Para colmo, como siempre, toca morderse la lengua, hacer y tirar para adelante. Muchas gracias a los anormales que se llevaron las garrafas de gas-oil de la orquesta de Sta. Juana, a los moradores del convento por ayudar tanto, y los de siempre que sólo abren la boca para quejarse y criticar sin aportar nada de nada.

viernes, 13 de agosto de 2010

Con la Iglesia hemos topado...

Tócate las narices. Resulta que la Iglesia caritativa, ejemplo de solidaridad y de no sé cuántas cosas más, vuelve a mostrar su verdadera cara. No es justo juzgar al todo por la parte, pero en esta ocasión va a tener que ser así, y que se aguanten como nos aguantamos todos los demás cuando nos "critican".
El caso es que cuando se les pide colaboración, de esa que no supone ningún esfuerzo ni físico ni económico para ellos, la respuesta es la misma de siempre: NO. En realidad fue un no encubierto en forma de pregunta retórica. Recuerdo que esta es, por lo menos, la segunda negativa que recibimos en lo que va de verano. Luego se preguntan y no entienden por qué el pueblo, la sociedad en general, no acude a su llamada y no responde como corderitos. Pues por qué va a ser: por ustedes y por sus obras, ni más ni menos. Parece mentira que no se den cuenta siendo como son todos o la mayoría licenciados... Basta ya de juzgar a la gente desde los púlpitos, de cuestionar todo lo que se hace, de echar broncas sin más. Hagan de una vez por todas autocrítica y cambien de actitud; la culpa no es siempre de los otros. Cada vez más se parecen a los actores de la "ceja" que piensan que es el público el que no entiende, nunca son ellos los que hacen bodrios, financiados por todos, por cierto. Anda, otra coincidencia...
Sería bueno que se preguntasen por qué la mayoría responde a convocatorias populares desinteresadamente, aportando todo lo que puede y haciendo un gran esfuerzo. No siempre es por la fiesta, ni por la diversión; es por la satisfacción personal que supone, y por el agradecimiento que da un pueblo entero. No es mi intención  meterme en la casa de nadie y decir cómo tiene que gestionarla, allá cada cual... pero me reitero una vez más en que para poder exigir hay que cumplir. Uno se cansa de poner siempre la mejilla. Si por mi fuera no pisaba más la Iglesia pero no tengo ganas de conflictos familiares y creo que dentro de ella hay mucha gente que merece la pena y lo hace realmente bien. Es así porque viven en este mundo que nos circunda en el que pasan cosas todos los días, buenas y malas, en el que hay que estar con los ojos abiertos y buscar soluciones no hacer metafísica y mucho menos demagogia.