Ocurre que hay días de esos en los que no puedes más.
Días en los que el vaso se va llenando gota a gota pero que no termina de desbordar ¿cuándo ocurrirá eso?
Ocurre que eres culpable de no parar esto, de no poner el problema en manos de quien pueda solucionarlo.
Culpable de estar atrapada en un laberinto y no buscar la salida. Ocurre que hay días en los que pierdes la perspectiva y te dejas atrapar en una tela de araña enmarañada, en la que la araña, para colmo está ciega.
Hay días en los que te lamentas de ser como eres, en los que sientes que has perdido las riendas de tu vida; por varias cosas: por discreción, por educación y por querer ayudar a quien no se quiere dejar ayudar.
Hoy dudo de que la vida sea para los valientes, es mejor ser cobarde y buscar refugio en cualquier cabaña.
Ocurre que de pronto sientes que tu palabra, tu honor, tu honradez y tu credibilidad está continuamente cuestionada, puesta en duda, despreciada; cuando ocurre esto, entonces ya no tienes nada. Sin embargo, la culpa es mía; la culpa es mía porque dejo que me afecte la opinión de alguien que no tiene ni criterio ni objetividad ni equilibrio mental en absoluto.
¿Cuándo, cómo va a terminar este episodio?
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