Esta va a ser la segunda y última entrada que escribo en 2016.
Casi que lo hago porque me gusta que quede como un pequeño archivo de felicitaciones de Navidad y de buenos deseos de año nuevo.
La verdad es que salvo cuatro cosillas que habría que reseñar, este año ha sido más bien un poco convulso. Estable en lo personal, asentada y caminando para adelante, pero lleno de altibajos emocionales.
Recordaré 2016 porque fue el año en el que tocó tomar posesión del Ayuntamiento de mi querida Caleruega, un papel que trato de asumir con mucho trabajo y esfuerzo, que quiero hacer bien por todos los medios, aunque a veces la intención no es suficiente.
Pero sin duda alguna no podré borrar de mi memoria que este último trimestre del año ha sido terrible, y como posiblemente no lo olvidaré nunca voy a obviar escribir sobre ello. La vida puede ser jodidamente cruel; pero como todo, el dolor acabará pasando.
Hasta 2017
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