Esta entrada está dedicada a todos los gilipollas, payasos, subnormales y demás gentecilla que todos nos cruzamos cada día a lo largo de nuestra vida. La verdad es que no se merecen que perdamos ni un minuto de nuestro valioso tiempo en ellos...pero aquí estoy. Haciendo un poco de terapia.
Se aprovechan de que casi siempre se cruzan con gente bastante más educada que por respeto a los demás opta por callarse y no se pone a su nivel; aunque confío en algún día encontrarán la horma de su zapato. Lo malo de esto es que los callados, los educados, los diplomáticos, o llámese como se quiera, se suelen quemar tanto por dentro que muchas veces uno desea arder de verdad y arrasar a todo lo que se ponga por delante.
Pues eso, que les den, y por muchos años. Dicen que de todo tiene que haber en la viña del señor así que yo espero que algún día alguien venga a vendimiar.
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