martes, 10 de febrero de 2009

Pasillos de hospital.

Me ha encantado lo que he visto esta mañana. La verdad es que la situación no era nada insólita, pero me ha recordado tantos momentos...

El caso es que mientras me aburría en la sala de espera de la consúlta del dermatólogo, una niñita (de no más de 4 ó 5 años) se ha cruzado en mi mirada. La pobre iba llorando desconsolada porque seguramente el médico le ha hecho daño o simplemente le asustaba. No acertaba a ponerse la chaqueta de lo angustiada que estaba. Pero lo bueno no es esto, por supuesto que no; lo que me ha encantado ha sido oir a la madre decirle: "te has portado muy mal, otra vez hoy". Jo, simplemente genial, porque cuántas veces me habrá dicho eso mi madre a mí. De verdad que ha sido como verme con 4 años, llorando por el pasillo de un hospital, detrás de mi madre, que estaba muerta de verguenza,claro, y echando humo por todos los orificios de su cabeza. Sólo me ha faltado el tortazo por escandalosa (ahora impensable, te juegas la custodia).

Seguramente no vuelva a ver a esta niña nunca más en mi vida, pero desde hoy, sé que será una tía genial.

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