Casi hace dos semanas que no lloro, pero desde ayer estoy a puntito de soltar la lágrima. Todo lo que me rodea permanece en una ridícula calma tensa que poco a poco va rompiendo la cuerda pero no acaba de partir. Necesito que estalle todo por lo aires. Para reconstruir hay que demoler y limpiar los escombros. Pero, quién va a accionar el detonador. Estamos llegando a una situación insostenible, por lo menos para mi. Me rodean voces, gritos, hostilidades, malentendidos, suspicacias, crispación,...y empiezo a no soportarlo más. ¿Quién sabe cómo se resuelven estas cosas? ¿con el tiempo? Jolín con el tiempo, ese que sólo pasa para algunas cosas y para otras se hace cada vez más pesado, tanto que es una carga física sobre los hombros.
Quiero creer en la justicia divina o en la ley del carma o cómo se quiera llamar a eso que dicen que rige el mundo y hace Justicia, pero justicia de la buena, con mayúsculas; y quiero creer en ella porque tengo la esperanza de que la vida me ha de deparar algo bueno y, no por deseo de venganza, espero también que ponga en su sitio a todos aquellos que se dedican a hacer daño gratuitamente, que son demasiados.
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