Un fin de semana como otro más. Por tonta estoy aquí en casa haciendo nada. Tanta incertidumbre y tanto meneo me tiene desconcertada, y sentada a estas horas delante del ordenador, escribiendo por no molestar a nadie. El caso es por no decir a unos que sí y a otros que no me he quedado a verlas venir. Más aburrida que una ostra y queriendo estar en otro sitio, no sé en qué sitio, pero en otro, no en casa. Parece que tengo el don de la oportunidad, si yo quiero los demás no, y si los demás quieren yo no quiero.
¡Qué difícil es acertar! ¡qué difícil me resulta encontrar mi sito!. Mira que sabía que al final me iba arrepentir de no coger los trastos y salir. Es lo que necesito, pero parece que requiero de más de mil empujones para hacerlo. Encerrarme no me vale. Entiendo que estoy en un punto distinto que los demás, pero no acabo de asumirlo y tirar para adelante. Pero, me cuesta tanto tomar distancia y emprender otro camino...
Tal vez tuviera que haber ido a esa cena, pero siempre es lo mismo, me hago mis líos y doy carpetazo antes de pillarme los dedos; luego así me va, que acabo viviendo la vida de los demás y no la mía.
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