Demasiada lengua viperina que si se muerde se envenena. ¡Lástima que siempre tiene suerte y nunca hinca el colmillo donde toca! En fin, es lo que toca: ver, oír y callar. Eso precisamente es lo que voy a hacer, otra cosa no es mi estilo.
Que hable quien quiera, que digan lo que quieran. No voy a responder ni dar explicaciones a nadie, porque no tengo que hacerlo. Sólo lo hice una vez en mi vida, y ¿para qué? Para darme cuenta de que hay gente tan mala que no merece la pena gastar ni un sólo minuto...
Con soportarme yo misma tengo bastante, que no es fácil, porque cuando no es una cosa es otra. Es que ni yo misma me entiendo muchas veces y me juzgo duramente muchas otras. Es que es a mí a quien me corresponde hacerlo. No sé si me pesa más o si es peor la soledad o el alcohol...
Pues nada, que para lo que queda de verano, que no es poco, voy a volver a mi discreción de siempre; a seguir con mi actitud de no dar ni un paso ni tomar ninguna iniciativa. ¿Cambio demasiado radical? tal vez...
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