“Vamos por los hechos” me dice mi terapeuta.
Difícil para alguien como yo (sostenida desde hace tanto por discursos, argumentos e interpretaciones que estructuran sentidos) entregarse a confiar en la descarnada verdad que los hechos traen.
Altísimos niveles de oscilación conviven en mi y por momentos temo volverme loca entre tanta intensidad. Llego a sentirme perdida en el desierto… y paso a encontrar un eje poderoso en mi ser que me sorprende y descoloca.
Y así vivo, llevando las circunstancias a ese nivel de experiencia que me acompaña implacablemente.
Se me presentan actos ineludibles y tengo que hacer un gran esfuerzo para seguirme a mi misma… así como no vacilo en cierto nivel de entrega que se me aparece casi como una misión.
Qué duro es querer volver y no tener a dónde... realismo puro.
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