martes, 5 de febrero de 2013

Auto...yo.



Sabía que ocurriría, ya estaba tardando... pero estaba claro que iba a ocurrir. El voilà, dysthimye!
Hoy que sólo puedo tener un nudo en la garganta, que se me empañan los ojos cada dos por tres, que me cuesta sonreír, que todo son dudas e incertidumbre, y pensamientos enmarañados y caminos sin salida y sentimientos confusos y lágrimas... 
hoy que todo es cansancio y malestar y apatía y miedo; 
hoy que tengo el estómago encogido, que me gustaría ser valiente, que me quema algo por dentro; 
hoy que necesito huir, que tengo que encontrar la solución, que necesito que ésto pase... 
Hoy que soy frágil, necesito no analizarme más, necesito reconocerme por los otros; en palabras de Elias Canetti:" Creo que me gustaría oírme alguna vez como si fuera un extraño, sin conocerme, y sólo después enterarme que era yo"... como no puedo hacer esto, voy a intentar un ejercicio arriesgado, duro (porque leeré cosas que no me van a gustar) pero, al mismo tiempo, enriquecedor (porque descubriré muchas otras de mí misma).
El ejercicio en cuestión consiste en pedir a mis amigos y conocidos que describan, que me definan con un solo adjetivo, a lo sumo dos... aquél que primero les venga en mente, el que mejor me identifique, el que cada uno sienta; para bien o para mal... Es una forma de autoconocerme.

Mientras tanto, Mandalas y ejercicio físico.

1 comentario:

Lid dijo...

Hay veces que hay que enfrentar la realidad a puerta gayola, esto es, de frente, con las rodillas en el suelo, sin protección y sintiendo el riesgo de que uno sólo puede quedar herido o fortalecido.
Hay veces en las que uno sólo puede conocerse por ojos de otros y, pedir que esos ojos hablen, es una forma de autoconocimiento que puede ser tremendamente dura e hiriente; pero hay veces en la vida en que hay ponerse cara a cara con los demás.