Me encuentro realmente contenta, casi como un niño que espera el día de Reyes o el día de su cumpleaños; y es que por fín hoy volvemos a jugar el Trofeo diputación de fútbol. Parecerá una tontería, pero es de las pocas cosas que ahora mismo me ilusionan, me divierten, me disuaden y me hacen estar ansiosa. Lo vivo más que si estuviera jugando yo misma (cosa imposible debido a mis pésimas cualidades para este deporte).
El partido auguro que será difícil. Jugamos contra Milagros, un equipo muy fuerte; además entre el parón de Navidad y el parón por causa de la nieve llevamos más de un mes sin tocar bola...y eso suele pasar factura. Para colmo el día de hoy ha amanecido de lo peor: mucho, muchísimo viento y amenaza de lluvia. Por si acaso ya he ido preparando el equipo de sufrir temporales, ya que no tendremos unos banquillos en condiciones hasta 2020, más o menos. Ya se sabe: las cosas de palacio van despacio y unos por otros...
A pesar de que el partido vaya a ser duro, por ésto y por las bajas que tenemos, yo sigo confiando en mis chicos. No creo que acierte la porra con un 3-1, pero estoy segura de que sí podemos ganar. Ya veremos...
Por cierto, dentro de unas horas juega Víctor con su equipo del colegio, que también regresa a la rutina. Espero que ganen de una vez, se lo merecen aunque sólo sea por la ilusión que tienen.
1 comentario:
Qué penita. Finalmente no nos quedó otra que irnos a casa con un mal sabor de boca y mucho frío en el cuerpo. Nos cayeron 4 goles y nos quedamos con ellos. ¿Servirá como cura de humildad?
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