Me merezco una canción y una bofetada. La canción porque toda buena escena melodramática necesita una banda sonora contundente que arrope y magnifique la situación, y la bofetada me la he ganado por unas cuantas cosas.
Para no extenderme, voy a resumir: me merezco una bofetada por esta condición innata que tengo de meterme en charcos y de complicar tonta y absurdamente las cosas. Toda la vida igual. Anda que le hice yo mucho caso a Occam...
Como las bofetadas duelen y no quiero recibir más, voy a hacer méritos para ello, será señal de que he aprendido. Por eso mismo, nunca más.
Porque, en definitiva, creo que también me merezco ser feliz, y una buena canción.
De momento esta está muy bien.
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