viernes, 7 de noviembre de 2008

A la orilla de la chimenea.

Para un día lluvioso como el de hoy, que mejor que una de esas canciones que uno escucharía hasta la saciedad tapadito con una manta en el sofá:

A la orilla de la chimenea
Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños
Puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo
tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.
Y si quieres también
puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino
tu pecado, tu Dios, tu asesino...
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.

Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor,
que me falta valor para atarte en mi cama.
Puedo ponerme digno y decir
-"Toma mi dirección cuando te hartes de amores
baratos, de un rato... me llamas".-
Y si quieres también,
puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adios y tu "ven",
tu manta y tu frío,
tu resaca, tu Lunes, tu hastío...
O tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda
en mitad de la calle y desnuda.

Y si quieres también
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe,
tu noche y tu día.
Tu rencor, tu por qué, tu agonía.
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.
Gracias por este regalo.

No hay comentarios: