martes, 25 de noviembre de 2008

Pensando en canciones.

Recuerdo que cada vez que me enfrento a un nuevo alumno siempre le pregunto en qué piensa, no en qué cosas piensa, sino cómo son sus pensamientos: si piensa en palabras o en imágenes. La mayoría de ellos nunca se lo había planteado, y por la edad que tienen y por su vocabulario y ortografía, casi estoy segura que sólo piensan en imágenes.

Bueno, todo esto viene a que como cada tarde que me planteo qué hacer con mi vida, lo que me viene a la cabeza es una canción. Es curioso, todo está dicho en las canciones. Mi canción de hoy es una ¿versión? de una canción de Sabina: Yo quiero ser una chica...del Renacimiento. Eso es lo que quiero ser. Alguien que pueda hacer muchas cosas muy distintas y todas muy creativas. Quiero ser como Leonardo da Vinci, eso sí con la hipoteca y la luz pagada,aunque está difícil en los tiempos que corren. No más que vivir de la filosofía, pero eso es otro tema que no voy a abordar hoy, tal vez tenga que ver con eso de los nacidos para sufrir...

El caso es que un día de estos tendría que decidirme a recopilar la banda sonora de mi vida. Sé que le pasa a la mayoría de los mortales que de vez en cuando encontramos canciones que están escritas para nosotros. Cuántas veces habremos dicho: eso me ha pasado a mi, así me siento yo, o incluso por qué no me pasa esto a mi... Pensando, pensando, me doy cuenta de que es una ardua tarea porque hay muchísimas canciones que han sido importantes para mi a lo largo de estos 28 años y pico (no quiero ni pensar cuántas tendré cuando tenga 50). Con Sabina lo tengo fácil, hay muy pocas que no me convenzan, todas las demás voy a tomarme la licencia de pensar que están escritas y cantadas para mi. Qué morro tengo, esto es megalomanía en estado puro. Pero no me quedo sólo con Sabina, también tengo en mi memoria algunas de Antonio Vega, de Calamaro y de los Rodriguez, de Serrat, de Mikel Erentxun y Duncan Dhu, de Ana Belén, de Eric Clapton, de Miguel Bosé, de Bon Jovi, de U2, de Aerosmith, de los Héroes del Silencio, de A-ha, y un sin fin de ellos. Una mezcla ecléctica, como la vida misma. Una canción distinta para cada momento, para cada instante de la vida.

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