Esto no es más que un desahogo. Un desahogo por lo que hay que leer y oir. Desde luego no estoy en contra de los foros ni de que cada uno vierta libremente sus opiniones, pero lo que ya no me parece tan bien es que se escuden en el anonimato para permitirse decir muchas cosas que de otra forma no se atreverían. ¿Cobardía? que juzge cada uno...
El caso es que aquí todo el mundo opina y critica sobre cómo se hacen las cosas, sobre qué se debe hacer, sobre quién lo hace y a cambio de qué, y claro, siempre desde la barrera y sin mover un sólo dedo. Desde fuera se ven las cosas de otra manera e importa menos si las relaciones sociales entre los vecinos que vivimos aquí todo el año son tensas o no. Es muy duro que en un pueblo tan pequeño en el que todos nos conocemos perfectamente (digo más, en el que casi todos somos familia más o menos cercana) se haya llegado a la situación de no poder estar agusto en el bar porque unos no se hablan con otros, en realidad por nada. Yo entiendo que cada uno tiene sus prioridades y que en función de ellas configura su forma de vida. Respeto a quien no quiere implicarse directamente, también sus opiniones y críticas, de hecho considero que son muy necesarias, pero por lo que no paso es por las mentiras y las calumnias. No digo que sólo se pueda hablar en los plenos, cada uno que hable donde pueda o donde quiera, todos hacemos los mismo, yo la primera. Sería bueno informarse antes de hablar, y esto lo digo porque creo que soy accesible y escucho a todo el mundo, y a mi nadie me ha preguntado ni ha hablado conmigo de nada para decir por ahí cosas que yo no he dicho, o inventar supuestas opiniones mías.
Estoy literalmente harta de recibir por todos los lados. Por el lado de los defensores de los unos y por el lado de los defensores de los otros, que la verdad me cuesta mucho saber quiénes son, porque aquí se mezcla todo sin más, se mete todo en el mismo saco y se acabó. Desde que llegué al ayuntamiento, con la única pretensión de hacer cosas por mi pueblo, he tenido que oir de todo y aguantar más de lo que muchos se imaginan y no sólo yo, sino toda mi familia, que me pregunto qué tendrán que ver con lo que yo hago o dejo de hacer (por suerte mi casa no es una tiranía donde impera el pensamiento único, es más, me siento orgullosísima de que aquí cada cual tenga su opinión propia y la defienda como debe ser: hablando) ¿Cuánto nos queda para tener una sociedad plenamente madura? No me sorprenden estos comentarios, estaba preparada para lo que iba a venir. Cuando uno accede a ocupar estos cargos sabe que se expone a estar en boca de todos, es lo que hay. También entiendo que se malentiendan muchas de las actuaciones que uno hace, porque en realidad es cierto que no basta con tener intención de hacer las cosas bien, sino que además hay que hacerlas. Este fue mi propósito desde el principio, hacer cuanto pudiera para que nuestro pueblo sea mejor, con independencia de todo y de todos. Creo que he criticado lo que no me ha parecido bien y aplaudido lo que he considerado adecuado, venga de quien venga. Nunca tuve la intención de que nadie me agradeciera nada ni recibir nada a cambio de lo que yo pudiera hacer, simplemente sentía que podía hacer algo, ya que estoy aquí, y pensé que era mejor que no hacer nada. Ahora pienso muchas veces: ¡qué bien si me hubiera quedado en casa, la de disgustos y decepciones que me hubiera ahorrado!, pero bueno ya está y no voy a volver atrás porque no me arrepiento de nada, si acaso de no haberme podido presentar a las elecciones municipales de otra manera, y sé bien lo que digo, porque creo que eso es algo que arrastraré durante mucho tiempo, no soy tonta...
En fin, larga vida a la democracia... a la gente que no es demócrata y se dedica únicamente a hacer daño o por lo menos lo intenta, ni le respondo.
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